Si quiere viajar en el tiempo, atisbar como era la vida siglos atrás, imaginarse el progreso de los días por venir, sólo tiene que viajar por el Perú. Los distritos más pobres tienen el mismo nivel de desarrollo que el del Perú en el siglo XVII. Los distritos más ricos tienen un ingreso que el promedio del país recién alcanzará a mediados del presente siglo.
Comparé, con Valeria Morales, el ingreso per cápita distrital en el 2007 con el ingreso per cápita del Perú desde 1600. Las fuentes de información son el Instituto Nacional de Estadística e Informática y los trabajos de Bruno Seminario y Maria Alejandra Zegarra. Las diferencias en el nivel de vida son apabullantes. El ingreso del distrito más pobre, Ongón, es similar al que tenía el Virreinato del Perú en 1694. Viajar a muchos distritos de Apurímac, por ejemplo aquellos en que se desarrolla Las Bambas, es como regresar a los días de la rebelión de Túpac Amaru. Los habitantes de Huasmín (proyecto Conga) en Cajamarca viven con el ingreso que tenía el país durante la primera guerra mundial.
La mitad de los distritos tienen ingresos menores o iguales a los que el Perú tenía en 1930, al final del oncenio de Augusto Bernardino Leguía. Todos los distritos de Tumbes tienen ingresos menores a los nacionales en el gobierno de Manuel Arturo Odría. En ocho de cada diez distritos puneños, el ingreso per cápita es menor o igual al del Perú en 1921, el primer centenario de la Independencia. Precisamente en Puno ocho de cada diez niños están anémicos.
Viajar a los distritos ricos es como viajar al futuro. El ingreso de San Isidro, Miraflores o La Punta es similar al de España o Corea del Sur. Los habitantes de estos distritos perciben en dos semanas el equivalente al ingreso anual de los habitantes de los distritos más pobres. El ingreso de los cien distritos más ricos es más de diez veces el de los cien más pobres.
Incluso, si el ingreso por habitante de los cinco distritos más pobres creciera 3% cada año les tomaría un siglo llegar al ingreso que los cinco distritos más ricos tenían el 2007. Al Perú en su conjunto, con 3% de crecimiento anual en el ingreso por persona, le tomará cuatro décadas alcanzar el desarrollo que los distritos acomodados tenían el 2007.
¿Qué igualdad de oportunidades puede haber en un país en que la mitad de los niños son anémicos? Las instituciones democráticas no son estables sobre la arena movediza de la desigualdad. La inaceptable dispersión en la calidad de vida en el Perú es caldo de cultivo de la fragmentación política y la conflictividad social.
Tenemos la obligación de erradicar la pobreza y la marginación social en esta generación. Manos a la obra.
Juan Mendoza, 2 de setiembre de 2018