Toledo, Humala y PPK son los campeones del déficit fiscal. Deuda pública llega a 26% del PBI. Se evaporan más de US$ 5,600 millones de ahorros fiscales.
PPK ha generado el mayor déficit fiscal del siglo XXI el 2017: más de S/. 22,500 millones o 3.2% del PBI. Con este resultado, la deuda pública como fracción del PBI ha llegado a 26%: su mayor nivel en 8 años. Si no cambia la política económica, la deuda superará el límite legal de 30% del PBI antes de julio de 2021. PPK y Ollanta Humala pasarán a la historia como campeones del déficit y del endeudamiento público.Un país tiene déficit fiscal cuando los egresos del Tesoro público son mayores que los ingresos. Al igual que las familias o las empresas, los países financian sus déficits con deuda o utilizando los ahorros públicos. Pero, un país no puede mantener la estabilidad macroeconómica si genera déficits de forma permanente. La razón es sencilla: en algún momento se acaban los ahorros o ya no es posible seguir pidiendo prestado.
La causa del colapso macroeconómico del Perú en 1990 fueron los continuos y abultados déficits fiscales desde el gobierno militar. El rápido incremento en la deuda pública, que pasó de 16% del PBI en 1968 a 58% en 1979, hizo que el Perú pierda acceso al crédito internacional. Fue entonces que se recurrió a la “maquinita”: el Banco Central imprimía dinero para pagar el gasto público. Pero, como bien sabemos, utilizar la maquinita llevó inexorablemente a la hiperinflación.
Uno de los grandes méritos de Alberto Fujimori fue abatir la hiperinflación, que superaba el 10,000% anual en julio de 1990, para lo cual cerró drásticamente el déficit fiscal. Fujimori realizó una reforma tributaria integral que incrementó los ingresos del gobierno desde menos de 10% del PBI a 19.7% en 1997, se deshizo de empresas públicas que perdían 3% del PBI, y mantuvo a raya los egresos fiscales. Por si fuera poco, se prohibió el uso de la maquinita en la Constitución de 1993.
¿Cuál ha sido el desempeño fiscal de los gobiernos durante el siglo XXI? Los datos del Banco Central nos dicen que los gobiernos de Toledo, Humala y PPK han sido campeones del déficit fiscal. En efecto, hubo déficit fiscal, medido como el acumulado del último año, en 56 de los 60 meses de la administración de Toledo. Por el contrario, Alan García consiguió superávits durante 45 de los 60 meses de su gobierno. De no haber sido por la crisis financiera internacional, hubiese habido superávits durante toda la administración aprista. Ollanta Humala convirtió los considerables superávits que recibió en crecientes déficits al punto que el Tesoro estuvo en negativo desde diciembre de 2014 hasta julio de 2016. PPK es la continuación de Humala: déficits en cada uno de los 17 meses que lleva al frente del país.
La razón fundamental que explica el déficit fiscal de Humala y PPK es la reducción en los ingresos del gobierno que han pasado de 22.8% del PBI el 2012 a 18% el 2017. A su vez, esta reducción se debe a la caída en los ingresos tributarios de 17.3% del PBI el 2012 a 13.4% el 2017. Como los egresos del sector público representan poco más de 20% del PBI y son inflexibles a la baja, el Perú enfrenta un déficit fiscal estructural como lo ha advertido Waldo Mendoza.
La solución al problema del déficit fiscal es hacer una reforma tributaria que incremente la recaudación en al menos 2% del PBI. Lo primero que esta reforma debería hacer es olvidarse de las equívocas modificaciones tributarias de Alonso Segura y Alfredo Thorne que han hecho que la recaudación del impuesto a la renta y del IGV se encuentre en su peor nivel en una década como fracción del PBI. Esta reforma debería incrementar la tasa del impuesto a la renta además de eliminar exoneraciones tributarias y regímenes especiales.
Debido a la prudencia fiscal del gobierno de Alan García, la deuda pública se redujo desde 36% del PBI en junio de 2006 a 22% en junio de 2011. La caída en la deuda hizo posible que el Perú alcanzara el llamado “grado de inversión” que significa que el Tesoro tiene amplio acceso al crédito internacional a bajas tasas de interés. Que el Perú tenga el grado de inversión también implica mayor acceso al crédito a menores tasas de interés para familias y empresas.
Pero, la deuda pública está en aumento desde el 2014. En los últimos dos años del gobierno de Humala, la deuda pasó de 18.5% a 22.2% del PBI. PPK ha superado a Humala: la deuda ha llegado a 26% del PBI en menos de año y medio de su gobierno que equivale a un incremento de más de S/.40,000 millones. Peor aún, los ahorros del Tesoro, resultado de los superávits del pasado, se están evaporando: han caído en más de US$5,600 millones desde US$15,065 millones el 2016 a US$9,349 millones el 2017.
Al paso que vamos, lo más probable es que la deuda pública supere el límite legal de 30% del PBI antes de julio de 2021. Si ello sucediera, tal y como lo ha señalado Jorge Baca, el Perú perdería el grado de inversión. No es sorpresa que el propio MEF proyecte un déficit fiscal de 3.5% del PBI el 2018.
Los gobiernos populistas utilizan el recurso fácil del endeudamiento para despilfarrar recursos públicos que les den rédito político. Ejemplos son construir una refinería sobredimensionada y con sobreprecio como Talara, organizar los Panamericanos para beneficio de empresas amigas, o utilizar las consultorías públicas o la publicidad estatal para minimizar las críticas en los medios.
Pero todo se paga en esta vida. Las consecuencias del endeudamiento improductivo y el despilfarro de hoy las pagaremos los ciudadanos con mayores impuestos y menores servicios públicos en el futuro. Lo que es peor, la irresponsable política fiscal del gobierno de PPK puede desencadenar una severa crisis económica y social en el año del Bicentenario de la República.
Juan Mendoza, 17 de enero de 2018.