Vizcarra vende humo: Seis de los diez países menos corruptos no tienen Senado. La no reelección congresal en México ha sido un desastre: país más corrupto de la OCDE.
El Presidente Martín Vizcarra ha propuesto un referéndum para que los ciudadanos decidamos si debe haber reelección congresal. Vizcarra también ha propuesto que el Perú vuelva a tener Cámara de Senadores. Pero, los datos sugieren que ninguna de estas propuestas tiene relación con la calidad de los congresistas ni con los niveles de corrupción de un país.Los datos nos dicen que no hay relación empírica entre que un país tenga Senado y la calidad de los congresistas, la prevalencia de corrupción o el desarrollo político y económico. Entre los diez países menos corruptos del mundo, de acuerdo al índice elaborado por Transparencia Internacional, seis no tienen Cámara de Senadores. Afganistán, Sudán y Somalia, que están entre los diez países más corruptos del globo, tienen Senado.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) agrupa a 36 de las economías más grandes y desarrolladas del mundo. Diecisiete de los miembros de la OCDE no tienen Senado. El ingreso per cápita de los países de la OCDE que tienen Senado es esencialmente el mismo que el de los países que no tienen Senado. Más aún, cinco de los seis países menos corruptos de la OCDE (Nueva Zelandia, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia) no tienen Senado.
El Perú no tiene Cámara de Senadores desde 1992. Eliminar el Senado, en nuestro país, no parece haber tenido efecto sobre la endémica corrupción que vivimos ni sobre la calidad de los políticos que tenemos. Antes, como ahora, “el sistema judicial lo que administra en un gran número de casos es la injusticia a golpe de coima” en palabras de Ricardo Lago. Antes, como ahora, teníamos buenos y malos congresistas. Tuvimos senadores de la talla de Luis Alberto Sánchez y Ernesto Alayza. Pero, Hugo Blanco (acusado de asesinar 3 polícias) y Rolando Breña (líder de Patria Roja) también fueron senadores.
Asimismo, los datos nos dicen que la no reelección congresal no es un determinante de la calidad de los congresistas. Para comenzar, entre 1931 y 2011 solo una de cada cuatro congresistas fue reelegido en el Perú (ver goo.gl/Xw4oxy). Ello sugiere que la crisis política de nuestro país poco tiene que ver con que haya o no reelección congresal.
En las democracias más antiguas, el Reino Unido, Francia y los Estados Unidos, no hay límites a la reelección de los congresos nacionales. Solo cuatro países miembros de la OCDE imponen restricciones a la reelección congresal: Australia, Corea del Sur, Nueva Zelandia y México. No hay evidencia que sugiera que en ninguno de estos países haya una relación causal entre no reelección y mejor calidad congresal. Peor aún, en el caso de México, que es de lejos el país más corrupto de la OCDE, la no reelección congresal ha sido funesta. De acuerdo con Anthony Depalma, la no reelección, vigente desde 1932, ha convertido al Congreso mexicano en una arena de “amateurs” a la que poco le importa el bienestar del ciudadano (Ver goo.gl/Gijrm8).
¿Por qué un politico se esforzaría en hacer buen trabajo en el Parlamento si no puede ser reelegido? ¿No es obvio que, como en cualquier carrera, la posibilidad de la reelección permite que haya congresistas con experiencia y habilidad en la labor parlamentaria? ¿Qué asegura que si no hay reelección congresal los parlamentarios tengan menos incentivos a robar o a ser vehículos de los lobbies?
No habrá verdadera reforma política mientras los políticos corruptos sigan gozando de impunidad. Si Alejandro Toledo cobra una coima de por los menos USD 20 millones pero no termina en prisión, entonces ¿Por qué los politicos corruptos van a dejar de robarle al ciudadano? Pero, en el gobierno de Martín Vizcarra, como en los anteriores, reina la impunidad. Y, mientras ello suceda, discutir la no reelección congresal o la bicameralidad es baladí.
Si Vizcarra no quiere pasar a la historia como un Presidente subdesarrollado más, entonces debería dejar de venderle humo al ciudadano y dedicarse a gobernar.
Juan Mendoza, 12 de agosto de 2018.