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Presidente por Accidente

¿Cuál es el plan de Martín Vizcarra para cerrar déficit fiscal de más de 21,000 millones si no quiere subir los impuestos ni reducir el gasto público? ¿Por qué Vizcarra se opone a eliminar despilfarro de 571 millones en publicidad estatal?

Martín Vizcarra es Presidente por accidente. De no haber sido por la difusión de los audios grabados por Moisés Mamani, Vizcarra seguiría congelándose en la Embajada del Perú en Canadá. Pero, Vizcarra debe empezar a gobernar para que su gobierno no sea un accidente más en la Historia del Perú.

Un desafío central de la Presidencia de Vizcarra es cerrar el enorme déficit fiscal heredado de la administración Kuczynski. De acuerdo con el Banco Central, el déficit anualizado al final del primer trimestre de 2018 se ubicó en 3% del Producto Nacional (PBI). Como comparación, el déficit era 2.5% del PBI en el primer trimestre de 2017. El déficit anualizado en soles, hasta marzo, supera los 21 mil millones, lo que equivale a los presupuestos sumados de Educación, Salud e Inclusión Social.

Si no se cierra el déficit, la deuda pública seguirá en aumento. Según el Banco Central, la deuda nacional llegó a 168 mil millones en marzo o 23.8% del PBI. En marzo de 2017, la deuda era de 153 mil millones o 22.9% del PBI. Hace 5 años, la deuda era 105 mil millones o 19.6% del PBI. En la Ley de Transparencia y Responsabilidad Fiscal de 2016, nuestro país se ha comprometido a que la deuda pública no supere el 30% del PBI.

La deuda pública del Perú aún es baja en comparación a otros países de la región. En Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay la deuda es igual o mayor que el 50% del producto nacional mientras que en el Ecuador llega al 33%. Por ello, algunos economistas piensan que no deberíamos preocuparnos por el déficit fiscal porque el Perú aún puede endeudarse con facilidad en el mercado internacional.

Pero, sería un funesto error no cerrar el déficit y seguir aumentando la deuda pública. En primer lugar, porque la deuda no se paga sola: deuda hoy significa más impuestos o menores servicios públicos mañana. En segundo lugar, porque el déficit que tenemos no es coyuntural sino estructural: llevamos un quinquenio en que los egresos del Tesoro público son más de 2% superiores a los ingresos como proporción del PBI. Si Vizcarra nos sigue endeudando, no hay duda que la estabilidad macroeconómica del Perú se pondrá en riesgo en pocos años.

Los políticos irresponsables tienen la tentación de no cerrar el déficit porque aumentar los impuestos o reducir el gasto es impopular o requiere enfrentarse a grupos de interés. En cambio, seguir gastando sin ton ni son es popular en el corto plazo, que es el horizonte de los oportunistas de la política.

Vizcarra acaba de cambiar de Ministro de Economía porque había protestas contra el alza impositiva de David Tuesta. Más allá de si la medida del ex Ministro Tuesta era la mejor forma de cerrar el déficit o no, la actitud de Vizcarra sugiere que nuestro Presidente tiene pánico a cualquier atisbo de protesta en su contra.

Vizcarra se opone a la Ley del Congresista Mauricio Mulder para eliminar la publicidad estatal en medios privados de comunicación. ¿Cómo entender la posición del Presidente cuando no es función del Estado subsidiar a los negocios privados en una economía de mercado? Además, esta norma significaría reducir el déficit en más de 400 millones anuales. La oposición de Vizcarra a la Ley Mulder sugiere que nuestro Presidente tiene pánico a las represalias de algunos medios por perder el subsidio estatal.

Pero, el ciudadano se pregunta ¿De qué sirvieron los 571 millones que Kuczynski repartió en publicidad estatal en apenas 20 meses además de engordar los bolsillos de los medios privados? ¿No hubiera sido mejor utilizar estos recursos en dar agua y desagüe a 300,000 personas o en construir aulas para 100,000 estudiantes? ¿No es obvio que, al igual que Humala, Kuczynski estaba condicionando las lineas editoriales de los medios favorecidos a costa de nuestro bolsillo?

Si Vizcarra se opone a la Ley Mulder, ¿Hará algo por reducir el gasto superfluo de 2,000 millones y el incremento de 5,000 millones en consultorías en los últimos años que el propio David Tuesta identificó? ¿Tenemos alguna esperanza que estafas de USD 5,000 millones como la Refinería de Talara se detengan con Vizcarra? ¿Sabe nuestro Presidente que el sobreprecio en la Línea 2 supera los USD 3,000 millones?

Si Vizcarra no quiere subir los impuestos ni reducir el despilfarro del dinero del ciudadano, ¿Cuál es su plan para reducir el déficit fiscal y evitar la explosión en la deuda pública? ¿Es que nuestro Presidente espera que el reciente dinamismo de la minería, consecuencia de los altos precios internacionales, se encargue de cerrar el déficit mientras él se dedica a hacer turismo dentro del Perú sin atreverse a pisarle los callos a nadie? ¿O acaso Vizcarra planea seguir endeudando al Perú, como Humala y Kuczynski, para no ganarse enemigos ni tomar decisiones de Estadista?

Juan Mendoza, 10 de junio de 2018.

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